El señor de las moscas y la naturaleza humana

Película de 1990 "El señor de las moscas"

Cuentan que William Golding era profesor en una escuela en el sur de Inglaterra, y un día le preguntó a su esposa: "¿No sería buena idea escribir una historia sobre unos chicos en una isla, mostrándoles tal como se comportan realmente, y no como los santitos que aparecen en los libros infantiles?". A lo que su esposa le respondió: "Es una idea estupenda. Hazlo". Golding con 43 años, escribió así, su primera novela: "El señor de las moscas", cuenta la historia de unos niños británicos cuyo avión se estrella en una isla tropical. A la repentina euforia al verse libre de la autoridad de los adultos sucede la necesidad de organizarse, mientras esperan verse rescatados por un barco. Pero, muy pronto, el orden inicial dejará paso a la lucha por el poder, la educación cederá ante los instintos y los críos se convertirán en pequeños salvajes. La novela publicada en 1954, se convirtió en un clásico. Se llevó al cine dos veces en 1963 y en 1990 y marco a muchos escritores, entre ellos Stephen King.

Stephen King, tenía la edad de los protagonistas cuando leyó el libro, y pensó que el autor sabía perfectamente cómo eran los chicos de 13 años. "¿Podiamos ser buenos? Sí, ¿Podíamos ser amables? Sí, claro. ¿Podíamos convertirnos en un instante en pequeños monstruos? Desde luego, y lo hacíamos. Al menos un par de veces al día y con mucha más frecuencia durante las vacaciones de verano, cuando nos dejaban campar a nuestras anchas".

La misma edad tenía Ian McEwan, autor de varias novelas que han sido adaptadas al cine. Reconoció inmediatamente a aquellos niños y aquella isla: era el internado donde él estudiaba. "Lo que era tan atractivamente subversivo y verosímil de Golding era la premisa de que en un mundo dominado por niños, las cosas iban mal, de una manera horrible, pero interesante". "El señor de las moscas", le marcó tanto al escritor, que al protagonistas de su primera novela, le puso el nombre de uno de los personajes de Golding.

William Golding, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1983.

Fuente: El señor de las moscas. N.B. El País: Babelia 12/04/14, pág. 9.

La novela de Golding sigue vigente en el mundo actual que vivimos, rodeados de tecnologías de la información que pareciera que nos convierten al igual que los protagonistas de su novela: olvidamos nuestra educación y nos volvemos más savajes. El ser humano es un ser sociable por naturaleza, por tanto, busca la aceptación social del "grupo". Dicha búsqueda de llamar la atención (igual que un bebe que desea la atención de su madre a toda costa), se ha visto magnificada por la conectitividad a través de los smarphones, que nos permiten comunicar a través de las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, etc.) que estamos haciendo en tiempo real, lo "cool"/"guay"/"chidos" que somos, por estar en un fiesta, con alguien en particular, lo que estamos comiendo, lo que estamos bebiendo, el lugar en el que estamos, etc. Lo que buscamos es la aprovación social de la manada (amigos, contactos, seguidores, gente que ni conocemos, falsos perfiles, gente que nos encantaría poder llegar a conocer, etc.), queremos postear algo que trascienda y le den muchos "likes". Ahora formamos parte de una sociedad hiperconectada, conectados virtualmente, pero cada día menos conectados con la realidad. Ahora se leen noticias, de que los jóvenes se deprimen más, tienen una mayor baja autoestima, y se matan entre ellos por exhibirlos en las redes sociales, o al menos que te de tendinitis por estar chateando todo el día con el smartphone.


Como todo, un uso extremo de la tecnología afecta al ser humano, lo hace menos inteligente y en algunos casos más salvajes, como aquellos que se exhiben maltratando animales o presumiendo de ser asaltantes, secuestradores o narcotraficantes, porque así creen que demuestran su poder al resto de borregos que los siguen. Y mientras tanto, me viene a la mente "This is the new shit" de Marilyn Manson.

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